A veces me paro a pensar en todas las cosas que pasan, y en las personas con las que acabo compartiendo mi vida. Siempre he creído que cada momento es el resultado de una decisión, y por tanto, cada decisión que tomamos, influye directamente en el rumbo de nuestro destino. Hace unos días, un desconocido me provocaba un orgasmo de esos que te hacen estallar en risa, esa risa de felicidad que solo sale cuando llegas al éxtasis máximo. Nos fundimos varias veces, como si ya nos conociéramos de hace tiempo, pero con la diferencia de que los dos sabíamos que no nos deberíamos nada después del sexo. Un cuerpo contra cuerpo bañado en sudor, gemidos y mordiscos, que los dos recordaremos por haberlo vivido en un sofá que se deshacía con cada embestida. Embestidas llenas de pasión, deseo y rabia. Si, rabia. Hace unos meses, veía una obra de teatro, y lloraba mirando a la persona que tenía al lado. Lloraba de amor, de un amor tan infinito y real que quizá nunca podré dibujarlo con
Y entonces llega un día en el que te cansas de todo. Te cansas de aguantar, de ser el pilar, de dar. Te cansas y solo piensas en empezar de 0. Porque todos esos que dijeron quererte, al final nunca estaban cuando los necesitabas. Porque llevabas mucho tiempo posponiéndote, y posponerse solo significa destruirse.Porque sabes que mereces otra cosa, y es eso que mereces lo que nunca saben darte, a pesar de que tu lo das todo, de que te has dejado la piel intentando complacer a quien realmente querías. Incluso has llegado a olvidar aquellos ideales que juraste no abandonar jamás. Qué ilusa, creer que ellos entenderían que te estás ahogando y necesitas que te ayuden. Qué ilusa esperar tanto de quien nunca ha estado dispuesto a cambiar, ni siquiera a intentarlo. Te metes en la cama y piensas en todos los sitios que te están esperando, en todas las personas que quizás deberías conocer, y siempre suena la misma jodida frase: “Huir, olvidar, empezar de 0”. Quizá no supier