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Todo lo que "no debías"



A veces me pregunto en qué momento una decide que ya ha sido suficiente de algo, y es que te levantas una mañana, miras a tu alrededor, y no reconoces nada de la casa que supuestamente has creado a tu medida. Todos esos libros que acumulas en la estantería, y las fotos que no te atreves a colgar, y que por eso encierras en cajas, hablan de alguien que ahora mismo está muy lejos de ser tu. Ese tu que no sientes tuyo, y que idealizas constantemente por miedo a tus propias represalias. No eres perfecta, y no vas a serlo. ¿Qué esperabas?

Construimos sueños sobre un montón de mierda. Mierda que nos han metido en la cabeza a golpes de repetición, y es que es muy difícil imaginar cuando tienes las alas atadas a una sociedad esclava de si misma.

Por eso caminas por el pasillo de tu casa, miras por la ventana y piensas: “¿Qué coño estoy haciendo aquí?”.

Y vuelves a empezar, vuelves a ese punto de partida, donde nada parecía seguro, pero joder, qué bien te sentías. 

Dicen que los precipicios dan miedo, pero a veces salvan. Te salvan de la decepción cuando todo lo que creías tener controlado, falla. Cuando al final te vencen las ganas y acabas por hacer todo aquello que no debías...o ¿si…?.

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